jueves, 29 de septiembre de 2016


Y SI...

¿Porque no enciendes la luz?
¿Por qué sigues caminado en la penumbra?
¿Y si en ella me encontrases?
¿Y si siguen navegando en ti mis náufragos?
Y si… y si…
Náufragos de mi barco hundido,
En tus redes atrapado.
Algas de tu sed que enredan su madera.
Madera hastiada, corroída por el tiempo,
Tiempo que desgasté ahogada en cada
Falso te quiero, afincado en tus labios, deletreado.

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La vida de los sueños

Cada noche, mientras los niños duermen, nuestros sueños despiertan un mundo de fantasía. Un mundo lleno de magia y alegría. Con el último cerrar de ojos empieza su nuevo día.
En la casa se escuchan pasitos y bostezos, y de repente la risa de Beatrice suena con energía. Asomada a la ventana, iluminados por unas lucecillas, ve a los barrenderos limpiando la calle. Y la bocina del tren despierta a los ciudadanos más perezosos.
La muñequita de piel de porcelana prepara su cartera para ir a la escuela. Una vez más ¡llega tarde! Su madre desde el final de las escaleras grita: – ¡Corre Beatrice que no llegas! Un conejito la espera en la puerta. – ¡Nejo, me haces cosquillas con los bigotes! Y así, subida en su conejo, corre y corre para llegar al cole.  Pero Beatrice nunca va sola a la escuela. Su amiga Belinda siempre la espera junto a Ardi su ardilla trepadora. Hoy van especialmente tarde, y hasta Nejo el conejo, teme que Don Rogelio, el profe de mates se enfade. Pero antes, han de ir a la panadería para comprar el desayuno. Por suerte Lizz la muñequita de trapo no ha llegado antes que ellas. Es tan tan golosa que se lleva hasta el último pastel de la tienda.
Entre risas comen sus ricos bollitos, ingenuamente disimulan conocer el desenlace de cada día. Belinda corre a lomos de Nejo y en un descuido ¡ZAS! Nejo tiene su hocico blanco de un dulce olor a nata, sonríe, mueve sus bigotes y relame la dulce nata. Al llegar al paso de peatones Nejo y Ardi juegan. Las muñecas ríen y aplauden de alegría cuando los dos saltarines muestran sus trucos y piruetas.
Como dos pegatinas, embobadas se paran ante la tienda de chuches. Un silbido las saca de su azucarado sueño con sabor a regaliz. ¡Es el Dragobus!, pasa como una flecha directo al cole. ¡Las clases pronto comenzarán! Nejo, saltito a saltito corre a gran velocidad.
La pobre Belinda suspira –aiiiiis-  le encantaría subir al Dragobus -¿sabéis por qué?- No es porque sea grande y escupa fuego, ¡No! . Es porque Andy va en él. – Es taaaaan guapo…- dice Belinda.
Cuando llegan de la escuela, hacen los deberes y se preparan para dormir. Entran los rayos de sol por la ventana. Para que un muñeco despierte necesita el poder de los sueños. Y el poder está en nosotros, cuando nosotros dormimos, les damos fuerzas a nuestros muñecos cada noche para que puedan jugar con sus amigos. Y hoy el sueño ha acabado pero… nos veremos la próxima noche, pero shhh guarda nuestro secreto……….

                                                                                                                                                                  
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