La
vida de los sueños
Cada noche, mientras los niños
duermen, nuestros sueños despiertan un mundo de fantasía. Un mundo lleno de
magia y alegría. Con el último cerrar de ojos empieza su nuevo día.
En la casa se escuchan pasitos y
bostezos, y de repente la risa de Beatrice suena con energía. Asomada a la
ventana, iluminados por unas lucecillas, ve a los barrenderos limpiando la
calle. Y la bocina del tren despierta a los ciudadanos más perezosos.
La muñequita de piel de porcelana
prepara su cartera para ir a la escuela. Una vez más ¡llega tarde! Su madre
desde el final de las escaleras grita: – ¡Corre Beatrice que no llegas!
Un conejito la espera en la puerta. – ¡Nejo, me haces cosquillas con los
bigotes! Y así, subida en su conejo, corre y corre para llegar al
cole. Pero Beatrice nunca va sola a la
escuela. Su amiga Belinda siempre la espera junto a Ardi su ardilla trepadora.
Hoy van especialmente tarde, y hasta Nejo el conejo, teme que Don Rogelio, el
profe de mates se enfade. Pero antes, han de ir a la panadería para comprar el
desayuno. Por suerte Lizz la muñequita de trapo no ha llegado antes que ellas.
Es tan tan golosa que se lleva hasta el último pastel de la tienda.
Entre risas comen sus ricos bollitos,
ingenuamente disimulan conocer el desenlace de cada día. Belinda corre a lomos
de Nejo y en un descuido ¡ZAS! Nejo tiene su hocico blanco de un dulce olor a
nata, sonríe, mueve sus bigotes y relame la dulce nata. Al llegar al paso de
peatones Nejo y Ardi juegan. Las muñecas ríen y aplauden de alegría cuando los
dos saltarines muestran sus trucos y piruetas.
Como dos pegatinas, embobadas se paran
ante la tienda de chuches. Un silbido las saca de su azucarado sueño con sabor
a regaliz. ¡Es el Dragobus!, pasa como una flecha directo al cole. ¡Las clases
pronto comenzarán! Nejo, saltito a saltito corre a gran velocidad.
La
pobre Belinda suspira –aiiiiis- le
encantaría subir al Dragobus -¿sabéis por qué?- No es porque sea grande y
escupa fuego, ¡No! . Es porque Andy va en él. – Es taaaaan guapo…- dice
Belinda.
Cuando
llegan de la escuela, hacen los deberes y se preparan para dormir. Entran los
rayos de sol por la ventana. Para que un muñeco despierte necesita el poder de
los sueños. Y el poder está en nosotros, cuando nosotros dormimos, les damos
fuerzas a nuestros muñecos cada noche para que puedan jugar con sus amigos. Y
hoy el sueño ha acabado pero… nos veremos la próxima noche, pero shhh guarda
nuestro secreto……….
Kb
Los pelos de punta, espero que todo te vaya genial, un saludo(:
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